Ayer por la noche hablaba con mi marido sobre distintas ideas de negocio. Debatimos sobre esta: un club para mujeres profesionales.
Los dos tenemos la experiencia de conocer a fondo clubs (también llamados sociedades, o espacios co-working), pero de hombres. En él, los hombres van a hacer vida social, principalmente van a charlar, a jugar a cartas, al dominó, a tomar un café, una copa, a comer, ¡o incluso a cantar!
Yo esta idea de negocio lo enfocaba más en la experiencia laboral y también social. Un espacio en el que trabajar (co-working), en el que crear relaciones, diseñar estrategias y progresar en ambos aspectos: personales y laborales. Un espacio de trabajo con espacios para reuniones, biblioteca, cafetería, ¡incluso salón de belleza! ¿porqué no?, y una extensa agenda cultural compuesta por charlas creativas, proyecciones, presentaciones, talleres, etc.
Inspirada en ‘The Wing’, un espacio co-working y club para mujeres sito en Nueva York
En 1868, Fanny Fern, una reputada periodista norteamericana, fue expulsada de una cena que se celebró en honor a Charles Dicksen. Dicha experiencia, marcó un antecedente en la historia social de los Estados Unidos, pues, tan sólo un año después, la propia Fern se encargó de fundar el primer club para mujeres profesionales bajo el nombre de Sorosis.
Para el año de 1930, el movimiento se había replicado en otras ciudades. La cifra exacta, era de 5 mil clubes organizados por mujeres visionarias comprometidas con la idea una sociedad equitativa y justa, en donde la figura femenina tuviera oportunidad para progresar afuera del hogar.
Con sede en la ciudad de Nueva York, The Wing es un espacio de co-working y club para mujeres. Se trata de un proyecto inspirado en el movimiento impulsado por Fanny Fern que busca ofrecer a las mujeres de hoy, un espacio para crear relaciones, diseñar estrategias y progresar en los planos personales y laborales.
Por una mensualidad de 215 dólares, las mujeres afiliadas tienen acceso a un espacio de trabajo, salones de juntas, una extensa biblioteca, cafetería, vinos y cócteles preparados por otras mujeres, salón de belleza, regaderas, y una agenda cultural compuesta por charlas creativas, proyecciones fílmicas y talleres de desarrollo personal».
¿Creéis que funcionaría? Opiniones…